miércoles, 4 de marzo de 2009

Características Del Aprendizaje Adulto

Por lo general los autores que se dedican a estudiar Andragogía aceptan como características del adulto, entre otras, las siguientes: Persona capaz de: procrear, de asumir con entereza responsabilidades en torno a ciertos asuntos inherentes a la vida social y de tomar decisiones con plena libertad.

Por lo general, el adulto que tiene una actitud muy abierta en su relación con las personas. La cooperación, los deseos de participar, la aceptación de los demás, las actividades de relación y la creatividad solidaria, son factores de mucha importancia para lograr un aprendizaje andragógico.
La práctica andragógica propicia y estimula situaciones problematizadoras con la finalidad de que los participantes, en vez de ser inactivos depósitos de conocimientos y observadores apacibles se transformen en investigadores dinámicos, participativos, analíticos y críticos en diálogo permanente con el facilitador.


El concepto de libertad en el adulto se expresa como la capacidad de asumir sus propios condicionamientos. Las aptitudes para corresponder, apreciar, respetar y estimar, se fundamentan en la comunicación de aquel que queriéndose a si mismo quiere al otro. Sentirse libre facilita la praxis andragógica.


La creatividad consiste en combinar y transformar elementos para producir algo novedoso. Las personas adultas suelen tener un rico inventario que les permiten ser creativos en historia, psicología, política, educación, arte y ciencia.


Muchos educadores piensan que todo lo que van a hacer en la actividad docente consiste en impartir información, presentarse como un modelo a seguir por los participantes o de capacitar personas para ejercer ciertas funciones en la sociedad. Tales profesionales no tienen una clara distinción entre el aprendizaje y las funciones de orientación, facilitación y consejería; esto significa que se espera que los educadores de adultos deberían manifestar un interés activo, una acción permanente y un intercambio inteligente en las vidas de las personas con las cuales interactúan andragógicamente.


El aprendizaje del adulto, constituye un aspecto fundamental y continuo de su conducta que absorbe los más importantes rangos de la experiencia humana y los principales grupos de la sociedad. Guarda correspondencia con experiencias de aprendizaje sistemáticas, organizadas y secuenciales que han sido planificadas y programadas con la finalidad de satisfacer necesidades e intereses, de aquellos adultos a los que se ha hecho referencia.


En forma general, el aprendizaje en el estudiante adulto consiste en procesar información variada; para esto, la organiza, la clasifica y luego le realiza generalizaciones de manera efectiva; es decir, aprende por comprensión, lo cual significa que primero entiende y después memoriza; en consecuencia, el adulto aprende en forma opuesta al proceso correspondiente en los niños y adolescentes.

Cuando se habla de la práctica educativa del adulto, y en particular de su aprendizaje, se debe tener claro que se trata de un proceso de orientación-aprendizaje en lugar de enseñanza-aprendizaje; en él, los participantes interactúan en relación con aquello que se intenta aprender, en consecuencia, facilitadores y participantes requieren poseer características comunes de autenticidad, motivación, autocrítica, empatía, igualdad, interacción, ética y respeto mutuo.

En el proceso Andragógico están involucrados el Facilitador y el Participante. El Facilitador debe orientar el aprendizaje del adulto, tratando de vincularlo a las necesidades de éste con los conocimientos y los recursos pertinentes de manera oportuna, efectiva y afectiva. El Participante es el eje del proceso Andragógico. Es un adulto que está orientado, asesorado y con experiencia suficiente para administrar su propio aprendizaje.

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